Cómo está respondiendo la Cop28 al desastre humano y ambiental en Gaza

 


Niños palestinos caminan entre las casas destruidas por los ataques israelíes, en el campo de refugiados de Khan Younis.

 

Nina Lakhani / 12/12/2023 The Guardian - Down to earth

Enfoque

En una conferencia de prensa de la Cop28 organizada por el grupo humanitario UNICEF ​​la semana pasada, Francisco Vera, un joven colombiano defensor desde hace 14 años de la justicia climática, abordó un tema que muchos han evitado. “Se invierte todo el dinero en la guerra en Gaza, pero dicen que no hay dinero para luchar contra el cambio climático. ¿Qué le está pasando a nuestra humanidad? Si queremos justicia climática, tenemos que poner fin a la guerra”, afirmó Vera. 

La hipocresía que Vera denunció fue quizás más clara con la negativa de Estados Unidos –y el Reino Unido– a contribuir con su parte justa al “fondo de pérdidas y daños” diseñado para ayudar a los países en desarrollo a implementar medidas de mitigación y adaptación al clima. Los Emiratos Árabes Unidos, para muchos el villano de la Cop28 debido a su economía financiada con combustibles fósiles, prometieron 100 millones de dólares al fondo para ayudar a cubrir los costos de los impactos climáticos irreversibles de los que los países desarrollados son los principales responsables. ¿Y Estados Unidos, el mayor productor de petróleo y gas este año? Unos vergonzosos 17,5 millones de dólares (salvo que el Congreso así lo decida, por supuesto). Mientras tanto, resultó que la promesa de 75 millones de dólares que hizo el Reino Unido, será dinero sacado de un fondo de financiación climática ya prometido por el gobierno.

Unos días más tarde, la hipocresía quedó aún más clara, cuando Estados Unidos vetó una votación del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza, donde al menos 15.000 palestinos han muerto por los bombardeos israelíes. El Reino Unido se abstuvo. A continuación, la administración Biden vendió a Israel casi 14.000 proyectiles de tanque con un costo de 106 millones de dólares, pasando por alto al Congreso.

La destrucción de la población y la tierra palestinas ha estado muy presente en la mente de la gente aquí en Dubai. Pero si bien un puñado de líderes y negociadores mundiales han denunciado directa o indirectamente la pesadilla que se está desarrollando, ha quedado en gran medida en manos de activistas como Francisco Vera conectar los puntos entre los derechos humanos y la justicia climática. A pesar de las estrictas condiciones de la ONU que incluyen la prohibición de banderas y la mención de lemas de libertad de Israel y Palestina, las protestas autorizadas han sido poderosas y los pueblos indígenas, los conservacionistas de base (y los periodistas) han llorado juntos, compartiendo el dolor y la ira.

Pero los activistas de todo el mundo han estado divididos sobre si Gaza es una cuestión ambiental y climática, y algunos criticaron a Greta Thunberg, quien boicoteó la Cop28 porque está dirigida por un ejecutivo petrolero, y por hablar sobre el conflicto entre Israel y Hamás. Como reportera sobre justicia climática, me cuesta mucho ver cómo se puede separar la demanda de justicia climática de los ataques a fuentes de agua, tierras agrícolas y proyectos de energía renovable, o las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación generada por la maquinaria militar que se utiliza en el conflicto. Como me dijo un funcionario palestino: “¿cómo podemos lograr la adaptación climática en Gaza cuando ya no queda nada?”

Y no se trata sólo de Gaza. El acceso al agua –un derecho humano básico y una cuestión ambiental y climática clave– ha estado restringido durante mucho tiempo para los palestinos. Incluso antes de que Hamás atacara a civiles israelíes el 7 de octubre, los colonos y soldados israelíes habían atacado fuentes de agua en Cisjordania con mayor frecuencia que los ataques de Rusia a los suministros civiles en Ucrania.

David Boyd, relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medio ambiente, me dijo que las consecuencias ambientales en Gaza no deben considerarse secundarias al sufrimiento de los civiles. "El pueblo palestino soportará los costos en términos de enfermedades y mortalidad prematura durante años después de que haya terminado el conflicto", dijo Boyd.

“Las guerras exacerban la emergencia climática y empujan a la humanidad aún más allá de los límites planetarios que ya han sido traspasados, lo que significa que incluso los conflictos regionales tienen consecuencias globales para el derecho de todos a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible”.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Terminó con éxito el primer módulo del Diplomado de Empresas Forestales de Economía Social

Pobladores de San Juan Atzingo toman la carretera para detener la destrucción del Bosque de Agua

Territorios Productivos Sostenibles: 54 propuestas en Oaxaca